En el año 2010 se estrenó en España la película Tres Metros Sobre El Cielo, basada en el best seller del italiano Federico Moccia. El libro se había convertido en todo un fenómeno de masas en Italia, y luego cruzó a España y a otros muchos países, donde se ganó al público juvenil. La película estaba destinada a ser un éxito desde su anuncio, y desde luego que no defraudó. Nos contaba la historia de Babi, una niña bien que un día se cruza con un chico llamado Hache, al que detesta desde el primer momento. Ese primer sentimiento se va convirtiendo en algo distinto conforme pasa el tiempo, y ambos acaban enamorándose. El personaje de Hache estaba interpretado por Mario Casas, un actor con un registro limitado en aquel momento, pero que llamaba mucho la atención entre las chicas jóvenes por su atractivo. Casas representaba al perfecto chico malo que parecía irresistible para las mujeres, un macarra que escondía un buen corazón. Aquella película hizo una gran taquilla, pero su mayor éxito es haberse convertido en parte de la cultura popular hispanohablante. A través de diversas escenas, memes y frases, 3MSC sigue más viva que nunca en el corazón de muchas.

Y la imagen de Mario Casas ha sido, para miles de chicas, la del novio ideal, un tipo atractivo y muy masculino, que tiene una gran seguridad en sí mismo y una chulería irresistible. Claro que además de insultar a las chicas para picarlas o formar escándalos en fiestas y pelearse a puñetazo limpio casi cada noche, el chico guarda un gran corazón en su interior. Una cualidad que basta para que todo lo negativo se esfume y las chicas solo vean lo positivo. Está claro que el personaje de Casas no es el primero en mostrar esa faceta, que ya hemos visto muchísimas veces en cine y televisión. Los chicos malos son más divertidos, más excitantes, que los chicos buenos, que son muy aburridos. Esa es la imagen que se envía a través de estas historias, y que cala tanto que muchas chicas, al final, también buscan a esos chicos malos en la vida real. Pero, ¿está ese estereotipo tan extendido? ¿De verdad ellas prefieren a los macarras y a los chulos antes que a los chicos buenos?  

El irresistible encanto del canalla

Para analizar esta cuestión debemos ponernos en contexto. Generalizar no ayuda demasiado a la hora de hablar del gusto de las mujeres, pero al final es la única manera de entender estas cuestiones. Cada chica tendrá sus propias necesidades, sus gustos y sus prioridades, las cualidades que busca en un chico. Esto es algo que puede verse de manera lógica y racional, pero a la hora de la verdad, en muchas ocasiones, lo que manda es el instinto, el deseo. La chica que asegura que jamás se liaría con el chulo del barrio, pero acaba sucumbiendo a sus encantos, porque en el fondo se siente atraída por toda esa seguridad que emana de él. No es que las chicas busquen a un tipo que las trata mal o que pasa de ellas, pero hay algo de atractivo en ese comportamiento, ya sea de forma natural o aprehendida. Los chicos buenos son encantadores, amables y cariñosos… pero también aburridos.

Cuando una mujer está buscando disfrutar de algo excitante no suele acercarse a los chicos más tímidos. Busca a aquellos que llaman la atención, a los que se sienten muy seguros de sí mismos, tanto como para permitirse el lujo de pasar de ellas. Y esto es algo que, en muchas ocasiones, también funciona como un irresistible resorte en su interior. Si el chico pasa de ella es porque tiene a otras mejores a su alcance, porque no tiene la necesidad de arrastrarse por conseguir atención. Eso le hace más atractivo, e inocula la idea en la mente de la chica, de que ella es la que debe esforzarse por estar con un hombre así. Está claro que no a todas las chicas les gusta esto, pero es un patrón que suele repetirse de forma muy común. Muchos chicos lo saben y lo utilizan como táctica para conseguir a esa chica que les gusta.  

Del porno a las series, un estereotipo muy marcado

¿De dónde viene esa “fama” del macarra atractivo? Es algo que ya se ve incluso en la literatura del siglo XIX, con personajes que, a pesar de su vileza, resultan más interesantes que los héroes puros. Ese punto de maldad, o más bien de libertad, de no seguir las normas, es algo que atrae bastante, y ha sido muy aprovechado por la ficción en todas sus formas. Las series y las películas han colocado ese estereotipo del malote atractivo como algo indispensable en muchas historias. La chica, que muchas veces debe decidir entre dos pretendientes, se queda con el que le aporta más peligro, más excitación. El chico que tiene un trauma grave del pasado y que no ha conseguido liberar del todo. Ella es capaz de ver su buen corazón, y quiere cambiarle para mejor.

Esa es otra gran clave de este asunto. La sublimación del canalla atractivo se hace aún más patente en el mundo de la pornografía. El chico que protagoniza la escena siempre es el que lleva las riendas de la relación, porque es un hombre seguro, masculino y con fuerza. La mujer simplemente se deja llevar, o se pone a sus pies para concederle cualquier deseo que tenga. Estamos hablando de ficción, por supuesto, pero estos comportamientos luego se repiten en la vida real, especialmente en jóvenes que tienen en el porno su única vía para entender la sexualidad. Cuando ven que es el chulo el que acaba teniendo sexo con esas chicas tan explosivas, que además las humilla si hace falta, racionalizan que ese es el comportamiento que ellos deben tener. Y esto empieza a preocupar cuando las relaciones tóxicas y de maltrato están aumentando entre los jóvenes de todo el mundo.  

¿Romantizan las mujeres los comportamientos tóxicos?

A la hora de entablar una relación amorosa con otra persona, en muchos casos nos dejamos llevar por ideas preconcebidas sobre el amor y el romanticismo. Esto puede ser una trampa en la que muchos caen, en busca de la “relación perfecta”, que no es más que una ilusión generada a través de las diversas historias de amor que se han ido viendo a en el cine, la literatura o la televisión. Un ideal que, en la práctica, es inalcanzable, porque solo aparecen las partes buenas y excitantes de la relación. Por eso las historias de chico malo que se vuelve bueno gracias a la chica gustan tanto.

Hay una especie de necesidad de algunas mujeres por cambiar a los hombres, un deseo que muchas veces termina con una gran frustración. El enamoramiento nubla los sentidos, e incluso se llegan a romantizar comportamientos muy tóxicos. Seguimos generalizando y por supuesto que este tipo de comportamientos no se dan en todas las mujeres, pero por desgracia es algo habitual. Las relaciones tóxicas se ven claramente desde fuera, pero desde dentro es un transcurso natural dentro de la pareja. Se dejan pasar actitudes que no deberían consentirse, siempre escudándose en el amor. Aquello que nos parecía excitante y peligroso del chico en cuestión, ahora nos parece una pesadilla. Porque no es lo mismo sentirse atraída que intentar llevar una relación estable de pareja con una persona así. Los chicos malos no son buenos compañeros de vida, y eso se descubre, en algunos casos, muy tarde.