En el año 2008 se estrenó en cines una película española que sorprendió mucho por su temática y sus escenas explícitas. Era Diario de una Ninfómana, una producción dirigida por Christian Molina y protagonizada por Belén Fabra y Leonardo Sbaraglia. La película estaba basada en el libro del mismo nombre, publicado años antes por la sexóloga Valerie Tasso. De hecho, la novela es en buena parte autobiográfica, contando las experiencias de la propia Tasso durante su adolescencia y juventud. Obviamente, la obra tenía pasajes realmente intensos y muy explícitos donde el sexo era el protagonista. Eran otros tiempos, todo hay que decirlo, y el boom de 50 Sombres de Grey todavía estaba lejos, así que un libro así llamaba  mucho la atención. Más aún cuando se convertía en película, y pasaba por todos los cines comerciales, no solo en España, si8no en buena parte de Latinoamérica y Europa. La película, de hecho, fue muy bien recibida por crítica y público.

Y es que mostraba, de una forma realista y sin tapujos, cómo era la vida de una chica ninfómana. Ese mito, casi como un animal fantástico, que todos creen que es solo un cuento, pero que existe de verdad. De hecho, la ninfomanía se entiende como un trastorno sexual, y en muchas ocasiones provoca tensiones y problemas en la vida de aquellas que la sufren. No es nada divertido, ni mucho menos, cuando el sexo deja de ser placentero para convertirse en una obsesión. Así se mostraba en la película, y así también lo destacaron aquellos expertos que tuvieron la oportunidad de hablar de ella. La sociedad parece no creer que haya mujeres con esa intensidad sexual, con ese deseo desaforado. Y es que cuando una chica lo tenía, normalmente lo ocultaba, por el miedo a ser catalogada como fácil, guarra o incluso puta. ¿Estamos entonces ante un verdadero problema de salud? Llegado el caso, si la chica es diagnosticada con ninfomanía, desde luego que puede llegar a ser una situación grave. Y es que no se trata solo de tener ganas de sexo, sino de llevar al extremo ese deseo, hasta el punto de interferir en la vida normal de la chica.

La obsesión femenina por el sexo

La ninfomanía se clasifica como un trastorno sexual que puede llegar a afectar de manera grave a las mujeres que la sufren. Se considera ninfomanía al deseo incontrolable, exacerbado e insaciable por el sexo. A estar recurrentemente pensando en situaciones sexuales, incluso cuando no vienen al caso. A tener un deseo demasiado desaforado que nos hace buscar el sexo como una adicción, como si de una droga se tratase. De esta manera, la ninfomanía terminaría con esa idea que muchos tienen de que las chicas que son ninfómanas disfrutan mucho del placer. De hecho, suele ser al contrario, ya que no encuentran tanto placer sino seguridad en el sexo.

A efectos prácticos, la obsesión por el sexo funciona como una adicción en el cerebro de estas mujeres. Cuando alguien es adicto a una droga, por ejemplo, no suele disfrutar de su chute, o lo hace durante un solo instante. El resto del tiempo está desesperado por saciar el mono. Y sí, puede ocurrir lo mismo con el sexo, y también en las mujeres. De hecho, la palabra ninfomanía viene del prefijo griego ninfa, que hace referencia a aquellas deidades femeninas que solían ser objeto de deseo sexual de los dioses. Este trastorno puede tener muchos orígenes, desde abusos hasta situaciones cotidianas de la vida, pero suele ser complicado de localizar. Y es que casi nadie habla de cuando tiene un deseo demasiado intenso con el sexo, tanto que le lleva a la obsesión.

Un tabú para la sociedad

Cuando eres mujer y tienes las mismas ganas de sexo que un hombre, recibes un tipo de calificativos mucho más peyorativos de los que él se ganaría. Y es que la mujer debe ser recatada en estos asuntos, más tímida, más sumisa. Las cosas están cambiando, por supuesto, pero el tabú sobre la ninfomanía sigue más que vigente en nuestra sociedad. Y es que no concebimos que una mujer pueda sentir esa adicción al sexo, esa hipersexualización, ya que siempre pensamos que es el algo más típico de los hombres. Ellos pueden pensar siempre en sexo sin que sea un problema. Si lo hacen ellas, se convierte en un trastorno. Sin embargo, no todas las situaciones llevan a una chica a sufrir ninfomanía. A veces es solo un deseo curioso y que puede canalizarse sin problemas. Pero en otras ocasiones, la cosa va a más.

Escorts y prostitutas, ¿son ninfómanas?

La obsesión por el sexo puede llevar a una chica a tomar decisiones que la mayoría no vería como correctas, afectándole en su vida privada y personal. De hecho, muchos piensan que las mujeres que deciden por sí mismas convertirse en prostitutas lo son precisamente por su ninfomanía. Y aquí debemos ser claros a la hora de no generalizar y decir que hay de todo. Las escorts profesionales suelen ser mujeres que tienen una especial pasión, un morbo muy peculiar. Abiertas de mente, han sabido abrazar el sexo como su forma de vida, y normalmente saben canalizar perfectamente esas ganas de disfrutar del mismo. De hecho, es su trabajo. Pero no llegan a tener una obsesión clara por el placer.

Muchas escorts lo son simplemente por encontrar un trabajo en el que ganar mucho más dinero que en una tienda o una oficina. Otras, sencillamente porque necesitan ese dinero para salir adelante y el mercado laboral suele ser muy complejo. Como decíamos, hay de todo en el mundo del sexo profesional, y sí, también habrá ninfómanas, pero eso no hace que todas lo sean. De la misma forma que no todos los hombres que acuden a estas escorts son unos “puteros” desvergonzados y con poca clase. El sexo es algo natural siempre que se sepa llevar y disfrutar. Por eso, cuando se convierte en una obsesión, cuando empieza a afectarnos personalmente, se vuelve un problema.

Terapias y tratamientos

Como apuntábamos arriba, muchas chicas pueden tener dicha obsesión por el sexo y sufrirla en silencio. O bien por no saber identificarla, o bien por tener demasiada vergüenza en reconocer que tienen ese problema. El mejor medio para conseguirlo es analizar si realmente las ganas de sexo nos están apartando de lo que solemos hacer. Si se han convertido en una adicción y nos impiden llevar una vida normal. En ese caso, lo mejor es acudir a terapia, por nuestra cuenta si así lo deseamos, para mayor discreción. Evidentemente, la terapia será privada, así que cualquier cosa que comentes con la experta se quedará entre las dos. Existen tratamientos para minimizar los efectos negativos de la ninfomanía en aquellas personas que la sufren, desde la psicología y la psiquiatría. Ponerse en manos de expertos siempre es la mejor solución para curarnos, sobre todo cuando entendamos que tenemos un problema, por muy excitante y sensual que nos pueda parecer al principio.